lunes, 16 de agosto de 2010

Te paseas por mi mente con un cigarrillo en la boca... Vas en busca de un cuerpo que no es el mio. Me ves y sigues de largo. Te tientan las palabras que te digo al oído al pasar, entonces das unos pasos hacia atrás y vuelves hacia mi. Por fin me miras a los ojos, escuchas mi voz... Pero por sobre todas las cosas escuchas los murmullos de los demás cuerpos, que aún te llaman, a los que añoras llegar.
Das unos pasos adelante y quedas en el centro, mientras aún consumes aquel cigarro. Tanto se mezcla mi voz con las demás que ni siquiera yo logro diferenciarla. Pero mi mirada aún conserva su rumbo fijo, y no se mezcla... Sigues aspirando el humo, y das una perfecta descripción de aquellos ojos que no me pertenecen.
Miras hacia arriba, todo es rojo y de a poco se vuelve gris. Llegas a un azul perfecto, y deseas poder volverlo blanco. Pero el azul sigue intacto, y no te quejas, te gusta.
Miras hacia abajo, no existe el suelo. Estás cayendo por el vacío.. Y no tiene fin, quieres poder pisar con firmeza. Pero sigues cayendo, y no te quejas, te gusta.
Miras hacia el costado, estás rodeada por el mundo, no el mundo de ti. Quisieras diferenciar aquellas caras. Pero no puedes, y no te quejas, te gusta.
Terminas tú cigarro y prendes otro. Vuelves a pasearte por mi mente... Vuelves a seguir de largo.
Vuelves hacia mi, ¿Quieres besarme?... Aparentas hacerlo. Pero mientras tanto, sigues cayendo en ese azul perfecto, con el mundo a tu alrededor.
Estoy tocando a tu puerta, ¿Quieres abrirme?... Aparentas hacerlo. Pero mientras tanto, sigues cayendo en ese azul perfecto, con el mundo a tu alrededor.
Mi cuerpo suda por culpa del ardor, al igual que el tuyo. Al igual que los demás.
Ya no tengo más que ofrecer que aquel sudor, que aquel ardor. Al igual que ti. Al igual que los demás. Pero en el interior este ardor es mucho grande que ese sudor.

The Violet Rose

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